4.8.06

miércoles, 04.08.1806 - desembarca la Reconquista

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La niebla y el río alto (por la sudestada) facilitó a Santiago de Liniers el paso, casi directamente por el banco de Las Palmas, en el Plata, sin que los ingleses pudieran verlo. "Al amanecer descubrimos Buenos Aires y los buques enemigos fondeados fuera del banco de la ciudad" cita Liniers. El fuerte oleaje que hubiera dificultado la navegación, lo convenció de buscar refugio en el abrigado puerto de Las Conchas, donde desembarcó a las 9 de la mañana del 4 de agosto, frente a la quinta de Goyeneche (hoy, el Museo de la Reconquista en Tigre). Con la ayuda de los paisanos de Juan Martín de Pueyrredón, "en menos de una hora tuve toda la tropa y la artillería en tierra" .

Beresford confiaba en que la escuadra inglesa impediría el paso de Liniers dándole tiempo a que vinieran los refuerzos ingleses: "esperé confiado en que los días siguientes nos asegurarían tranquilidad durante un cierto tiempo, de la que podía disfrutar hasta nos llegasen los refuerzos de Inglaterra o del Cabo" . "Quedé defraudado cuando en la mañana del día 4 fueron visto desde la ciudad algunas embarcaciones que doblaban la punta de San Isidro hacia Las Conchas, que demostraba ser la retaguardia de la flotilla enemiga salida de Colonia en la tarde del día 3, y que con viento fresco realizó felizmente la travesía durante la noche y sin oposición" escribiría el general Beresford.

No parece estar exento de responsabilidad, la actitud de Home Popham, en la frustrada intercepción inglesa a las fuerzas de Liniers, al no anticipar el cruce enemigo y disponer de la suficiente cantidad de navíos de poco calado para batir la escuadra del capitán Gutiérrez de la Concha. En su descargo, Popham tenía pocos hombres a cargo, pues 300 hombres de sus hombres estaban en tierra con Beresford y debía cubrir, también, el fuerte de Ensenada. Sólo el Encounter tenía las características necesarios para maniobrar en el río. No obstante, cabe anotar el comentario del capitán Alexander Gillespie: "En este momento crítico, cualquier demostración en el río hubiera puesto en peligro la confianza del enemigo y distraídolo entretanto de su objetivo. No conociendo los medios de que disponía sir Home Popham para haber reparado nuestro último desastre naval, solamente lamentaré que sus recursos mentales de ninguna manera estuvieran a la altura de la dificultad y que sus esfuerzos profesionales en esta hora de peligro estuvieran muy por debajo de la expectativa general, de la alta importancia del riesgo del asunto, y tal como se había esperado de sus sentimientos de responsabilidad final".