miércoles, 07.07.1806 – juras
Respondiendo a la convocatoria de Beresford al mediodía se presentaron, para jurar fidelidad a Su Majestad Jorge III de Inglaterra, los funcionarios que ocupaban cargos públicos, militares y eclesiásticos prestaran juramento.
El juramento fue realizado por todos los funcionarios, con la excepción de la Real Audiencia y de Tribunal de Cuentas, cuyos miembros pidieron permiso para retirarse de la ciudad y unirse a Sobremonte. Otros que no se presentaron al juramento fueron Francisco Ignacio de Ugarte, Manuel Belgrano y su sustituto en el Consulado, Juan José Castelli. Belgrano adujo enfermedad, para evitar el juramento, saliendo de la ciudad, porque Beresford estaba decidido a que prestara el juramento. “Los demás individuos del Consulado, que llegaron a extender estas gestiones, se reunieron y no pararon hasta desbaratar mis justas ideas y prestar el juramento de reconocimiento a la dominación británica, sin otra consideración que la de sus intereses” cita Belgrano.
“No digo a Vuesa Merced nada sobre el juramento de estos benditos veteranos hechos de motu propio” escribe el vecino Gaspar Santa Coloma en una carta personal “Abiertas las calles de Buenos Aires para salir y quedar fuera y aptos para la reconquista, el teniente coronel Gutiérrez, con cuatrocientos hombres, en el paso Chico, bajó a prestar el juramento de su motu propio; mi paisano Rameri, con cien hombres blandengues de Santa Fe, destinado en la Ensenada, bajó a hacer su juramento, y por este tenor procedieron todos los militares, que es una vergüenza y también muchos vecinos que prestaron su juramento, a bien que no fui yo”.
El juramento fue realizado por todos los funcionarios, con la excepción de la Real Audiencia y de Tribunal de Cuentas, cuyos miembros pidieron permiso para retirarse de la ciudad y unirse a Sobremonte. Otros que no se presentaron al juramento fueron Francisco Ignacio de Ugarte, Manuel Belgrano y su sustituto en el Consulado, Juan José Castelli. Belgrano adujo enfermedad, para evitar el juramento, saliendo de la ciudad, porque Beresford estaba decidido a que prestara el juramento. “Los demás individuos del Consulado, que llegaron a extender estas gestiones, se reunieron y no pararon hasta desbaratar mis justas ideas y prestar el juramento de reconocimiento a la dominación británica, sin otra consideración que la de sus intereses” cita Belgrano.
“No digo a Vuesa Merced nada sobre el juramento de estos benditos veteranos hechos de motu propio” escribe el vecino Gaspar Santa Coloma en una carta personal “Abiertas las calles de Buenos Aires para salir y quedar fuera y aptos para la reconquista, el teniente coronel Gutiérrez, con cuatrocientos hombres, en el paso Chico, bajó a prestar el juramento de su motu propio; mi paisano Rameri, con cien hombres blandengues de Santa Fe, destinado en la Ensenada, bajó a hacer su juramento, y por este tenor procedieron todos los militares, que es una vergüenza y también muchos vecinos que prestaron su juramento, a bien que no fui yo”.
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