domingo, 23.05.1806 - Buenos Aires y Montevideo
Frente a frente, las dos ciudades con el Plata de por medio, azuzaron una rivalidad comercial que terminó en enfrentamientos políticos. Ambas ciudades habían sido autorizadas al comercio con la metrópoli. Pero Montevideo, en la orilla más honda del Plata, tenía mejores condiciones físicas que su vecina. No extrañó que en Montevideo se concentraran los barcos del rey que patrullaban las costas patagónicas y el Río de la Plata, como las naves balleneras o los navíos de gran porte que no podían sortear los bancos de arena del puerto de Buenos Aires.
Pese a que la Aduana estaba en Buenos Aires, el comercio (e inevitablemente el contrabando) pasaban por la ciudad de la Banda Oriental. Las sociedades de ambas ciudades empezaron a diferenciarse. El frecuente contacto con los oficiales españoles y su mayor proporción, generó un sentimiento de lealtad hacia la metrópoli en Montevideo, muy diferente a lo que se vivía en la otra orilla. Más vieja, con mayor peso de los criollos en la población, Buenos Aires se sostenía en la ganadería que necesitaba del libre comercio para importar y exportar sin restricciones. Los comerciantes de Montevideo, en cambio, necesitaban que el sistema colonial siguiera como hasta entonces, que nada alterara su posición comercial (y sus oportunidades de contrabando con las naves que hacían escala en Montevideo).
El Consulado de Buenos Aires se enfrentó reiteradamente a Montevideo, buscando variantes para ganar puntos para Buenos Aires. (Carlos Roberts culpa de esta política a Manuel Belgrano). Se intentó construir un muelle, para mejorar el puerto, y hasta se logró autorización para habilitar el puerto de Ensenada, a kilómetros de la ciudad.
En 1805, el administrador de la Aduana de Buenos Aires, Francisco Giménez de Mesa pidió que cerraran la aduana por inútil, pues todo el comercio exterior se hacía por Montevideo. Las invasiones inglesas suspendieron lo que iba a ser otro seguro frente de conflicto.
A partir de 1796, con el enfrentamiento entre España y Gran Bretaña, las autoridades españolas aprecian el valor estratégico de Montevideo (ciudad amurallada, más fácil de defender que Buenos Aires). Progresivamente van moviendo las tropas españolas a Montevideo, dejando a Buenos Aires librada a su propia suerte. Como es lógico, reforzó el sentimiento de rivalidad de las dos ciudades y la distinción de los lazos que unían a sus habitantes con España.
Pese a que la Aduana estaba en Buenos Aires, el comercio (e inevitablemente el contrabando) pasaban por la ciudad de la Banda Oriental. Las sociedades de ambas ciudades empezaron a diferenciarse. El frecuente contacto con los oficiales españoles y su mayor proporción, generó un sentimiento de lealtad hacia la metrópoli en Montevideo, muy diferente a lo que se vivía en la otra orilla. Más vieja, con mayor peso de los criollos en la población, Buenos Aires se sostenía en la ganadería que necesitaba del libre comercio para importar y exportar sin restricciones. Los comerciantes de Montevideo, en cambio, necesitaban que el sistema colonial siguiera como hasta entonces, que nada alterara su posición comercial (y sus oportunidades de contrabando con las naves que hacían escala en Montevideo).
El Consulado de Buenos Aires se enfrentó reiteradamente a Montevideo, buscando variantes para ganar puntos para Buenos Aires. (Carlos Roberts culpa de esta política a Manuel Belgrano). Se intentó construir un muelle, para mejorar el puerto, y hasta se logró autorización para habilitar el puerto de Ensenada, a kilómetros de la ciudad.
En 1805, el administrador de la Aduana de Buenos Aires, Francisco Giménez de Mesa pidió que cerraran la aduana por inútil, pues todo el comercio exterior se hacía por Montevideo. Las invasiones inglesas suspendieron lo que iba a ser otro seguro frente de conflicto.
A partir de 1796, con el enfrentamiento entre España y Gran Bretaña, las autoridades españolas aprecian el valor estratégico de Montevideo (ciudad amurallada, más fácil de defender que Buenos Aires). Progresivamente van moviendo las tropas españolas a Montevideo, dejando a Buenos Aires librada a su propia suerte. Como es lógico, reforzó el sentimiento de rivalidad de las dos ciudades y la distinción de los lazos que unían a sus habitantes con España.
1 Comments:
no podrian ponerlo en negro la letra gracias
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