28.9.08

whitelocke

El 18 de marzo de 1808, el consejo de guerra reunido en la ciudad de Chelsea para juzgar el desempeño del general John Whitelocke, jefe de la segunda invasión inglesa al Río de la Plata, dispuso darlo de baja y declararlo inepto e indigno de servir a su majestad en ninguna clase militar. Además, ordenó que se leyera la sentencia en todos los regimientos al servicio del rey. Según el texto, "para que sirva de eterno recuerdo de las fatales consecuencias a que se exponen los oficiales revestidos de alto mando que, en el desempeño de los importantes deberes que se les confían, carecen del celo, tino y esfuerzo personal que su soberano y su patria tienen derecho a esperar de ellos".

"Cuando desembarcó en Ensenada de Barragán para marchar sobre Buenos Aires, Whitelocke contaba con un ejército de 10.000 hombres aguerridos, protegidos por una flota de 130 buques comandados por el almirante sir Home Riggs Popham. ¿Qué pasó? ¿Por qué no pudo tomar la ciudad?", se pregunta Rosario Zubeldía, directora de la obra teatral Whitelocke, un general inglés, de Jorge Castelli y Cristian Krämer, en el Teatro Cervantes.

"Según los autores, hay una zona oscura en la vida del militar donde ocurrieron hechos que condicionaron la actitud del hasta entonces exitoso comandante. La pieza es la adaptación teatral de la obra de Castelli El delicado umbral de la tempestad, Premio LA NACION de Novela en 2000. El núcleo de la trama es una reflexión sobre un tema conflictivo: la obediencia ciega, sin condiciones; para decirlo en términos más actuales, la obediencia debida", agrega la directora.

(..)

Basándose en crónicas de la época, imaginan que hubo dos hechos. El primero, cuando un capitán a su mando desobedeció abiertamente sus órdenes. Esto habría causado una honda impresión en el entonces coronel, porque para él la desobediencia era algo impensado en un soldado al servicio de la corona. El segundo hecho fue más dramático: en una de sus campañas por el Caribe se enamoró de una joven haitiana con la que tuvo un hijo. Pero años más tarde, en 1793, debió comandar una sedición contra Haití. Partió de Jamaica y rodeó la ciudad de Port-de-Paix, en el norte, donde precisamente residían su mujer y su hijo.

(…)

Whitelocke contaba con fuerzas superiores y esto le planteó la alternativa de ordenar a sus tropas que avanzaran y arrasaran la ciudad, y se pusiera así en peligro la vida de sus seres amados, o siguieran esperando. La orden superior fue avanzar y, finalmente, decidió obedecer. Su mujer y su hijo murieron en manos de sus propios soldados y, a partir de entonces, Whitelocke se transformó en un ser dubitativo, de actitudes ambiguas. Un personaje con el que pronto nos sentimos identificados en el odio y el repudio. Los autores suponen que ante la tenaz resistencia de Buenos Aires se le planteó una circunstancia parecida, y los traumáticos recuerdos de la toma de Port-de-Paix lo llevaron a intentar el asalto sin convencimiento, con un gran sentimiento de culpa.


(…)

En su novela El delicado umbral de la tempestad , base de la versión teatral, Jorge Castelli cita que durante el juicio el general Robert Craufurd recordó un diálogo que mantuvo con Whitelocke en Montevideo, antes de avanzar sobre Buenos Aires. Dijo, mirando las casas de esa ciudad: "Tienen ángulos de 90 grados, sin ochavas, frentes lisos, ventanas enrejadas... No hay lugar donde guarecerse. Nunca entraría allí con un regimiento de infantería". Sin embargo, 10 días más tarde, avanzó sobre la ciudad con infantería. Además, contaba con la artillería de los barcos de la flota del almirante Popham y podría haber bombardeado la ciudad.

"La disciplina ayuda a superar el miedo"
Reportaje de LUIS AUBELE a ROSARIO ZUBELDÍA

Ultima página / A boca de jarro"La disciplina ayuda a superar el miedo"

Rosario Zubeldía

lanacion.com | Espectáculos | Domingo 3 de agosto de 2008

21.9.08

panfleto inglés

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En el weblog del Partido Pirata (http://partido-pirata.blogspot.com) está la traducción del panfleto inglés “Dollars of Buenos Ayres” que circuló en Londres tras las fallidas (para ellos) “Invasiones Inglesas”. Transcribimos la traducción a cargo de Julio Argentino:
Soy un alegre muchacho marinero
Que nació sobre el propio Océano
Neptuno fue mi padre primero
Y de nada tengo la menor noción.

El maestre me amamantó con ron,
Me enseñó mañas de gamberro

Así que fui pensado un apropiado perro
Para ir hasta Buenos Aires tomar.

Ahora bebamos nomás con buen hurrar
Por Buenos Aires que nos dio su mejor do - lár

Sir James Stuart y Sir Home
Nuestros atrevidos comandantes,

Yunta brava como ésta nunca hubo
Entre nuestras costas y las de Flandes.
Echaron anclas frente al pueblo
Y acecharon con tentación.
Supongamos que por diversión
Nos volteamos a Buenos Aires.

Ahora bebamos nomás con buen hurrar
Por Buenos Aires que nos dio su mejor dolár

“¿Por qué han venido ustedes?”, a los Españoles oímos gritar
Nosotros contestamos: “Para a ustedes ¡Tomar!”
Los Don nos respondieron: “¡No nos rendiremos!”
Nosotros dijimos; “¡Porque así se la haremos!”
Entonces bajó hasta el último soldado
Todos frescos y con armas de buen hado.
Como uno arremetimos, ya con ánimo bien gritado
Atacando a Buenos Aires a pleno ulular.

Ahora bebamos nomás con buen hurrar
Por Buenos Aires que nos dio su mejor do - lár

Ya en el pueblo, buen adentro,
Seguirá lo que les cuento
Del atropello, los Españoles tumbaron en el solar
Y así les sacamos hasta el ultimo do-lár
Contaron a Boni Parte el duro experimento
De todos nuestros hechos atrevidos

Pero les dijimos, “Boni debe estar maldecido”
Buenos Aires dominamos y ellos han perdido.

Ahora beba y cante la buena grey, por Jorge, nuestro rey
Y bebamos por Buenos Aires que nos dio su buen do – lár.
En la nota hay un interesante comentario, con un juego de palabras en inglés que seguramente provocó las carcajadas en las tabernas británicos. Hay un verso que dice "We took away their bollars;". en la que el autor juega con la parecida pronunciación de "dollar" y “bollars”. “Bollars” es lo que llamamos, en castellano, “Bita”, los postes de madera o hierro que se aseguraban fuertemente a la cubierta, cercanos a la proa, para dar vuelta los cables del ancla cuando se fondean las naves (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=bita). Por su forma redondeada, en la jerga marinera era un sinónimo de “pelotas” y la expresión jugaba con el doble sentido de "les arrancamos las bolas" y "les sacamos los dólares".

Como bien señala el post, lo paradójico es que mientras los marineros británicos brindaban por la toma de Buenos Aires, la ciudad ya había sido recuperada por sus habitantes y los oficiales ingleses se hallaban prisioneros de sus derrotados.

http://partido-pirata.blogspot.com/2008/09/traduccin-del-panfleto-dollars-of.html