3.7.07

viernes 03.07.1807 – mañana en Buenos Aires

En la mañana del 3 de julio, los soldados volvieron a formar en la plaza. Se Continuaron las tareas de defensa. El Cabildo mando traer ganado desde el norte y se lo carneó en el bajo del Fuerte, distribuyéndola entre todo aquel vecino que fuera a buscarla a la Plaza. El ánimo se elevó, definitivamente, cuando tuvieron noticias de Liniers, quien había enviado emisarios a la ciudad para saber si los ingleses ya la habían tomado, como presagiaba, tras pasar la noche en una quinta en Chacarita. Aparentemente, Liniers estaba juntando fuerzas fuera de la ciudad, para intentar una segunda Reconquista, por lo que algunas versiones dicen que había enviado con 2 mil hombres a Hilarión de la Quintana a Monte Castro, para reorganizar las fuerzas. Pero, para su sorpresa, el Cabildo le informó que los ingleses no habían entrado a la ciudad y se le urgió que volviera. Liniers regresó con mil hombres, por el lado del Retiro. El pueblo lo recibió alborozado, reforzada la confianza, con el regreso de su jefe militar, al que le seguían teniendo plena confianza. Liniers terminó de inspeccionar las defensas, conforme con las medidas tomadas en esa noche amarga.

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La defensa se había organizado en un círculo interior, alrededor de la Plaza Mayor, con tropas en las azoteas de las casas altas que daban a la plaza; luego, un círculo exterior, con una línea de cantones, aproximadamente en un radio de tres manzanas alrededor de la plaza, para debilitar el paso del enemigo, más que el de imposibilitar su paso, defensa que corría entre Sarmiento, Suipacha, Tacuarí y Belgrano. Las iglesias no fueron ocupadas, si no que se armaron cantones frente a los templos, para atacar a los enemigos que intentaran ocupar esos edificios.

La distribución de las tropas era irregular. Los Catalanes (Miñones) fueron los que más en contacto estuvieron con las avanzadas inglesas; los Patricios estuvieron en todas partes; los Gallegos en el Retiro (donde fue mandado el capitán de la Concha, con mil hombres, a defender el arsenal, junto a los Patricios y los marineros); los Andaluces frente a San Miguel; los Cantabros y Montañeses, frente a Santo Domingo; los Arribeños y Correntinos en La Merced; los artilleros en el Fuerte y el Retiro. Pero todo el pueblo, hombres, mujeres y niños, ayudaban en la defensa. Esa fue la principal clave de los días por venir.