martes 30.06.1807 – una marcha complicada

La marcha inglesa fue mala, con muchos rezagados, con problemas de alimentación, por falta de transportes, con exceso de carga de los soldados. La fracción manejada por Lumley, fue la mejor alimentada, porque a su jefe se le ocurrió traer baqueanos de Montevideo que enlazaron vacunos en el camino. El resto se debió conformar con la carne de oveja, de las majadas abandonadas por sus dueños, en las estancias que recorrían los británicos. La caballería casi se había perdido antes de llegar a Quilmes, por la debilidad de los animales y la falta de repuestos. Y eso, a pesar de que Martín Rodríguez (que rodeó la marcha inglesa, con sus húsares), no arreó las haciendas de las estancias, fuera de la línea de marcha británica, para que no pudieran aprovisionarse en el camino.
La falta de caballería le impedía a los británicos, responder a las hostilidades de Martín Rodríguez y sus húsares. “Separándose dos hombres a una pequeña distancia del ejército fueron muertos por la gente del campo que nos observaba a muy escasa distancia todo el día” informa un testigo inglés “Yo vi a un pobre artillero vencido por las fatigas y montado en un caballo muy cansado, que por un accidente quedó atrás del ejército a unas 800 varas, cuando tres hombres se presentaron bien montados y lo mataron”. Durante la noche, los húsares disparan en la oscuridad, a los vivacs británico; otro recurso fue el irlandés desertor, el trompa Miguel McCarthy quien se divertía acercándose del lado del viento para tocando los distintos toques ingleses de alarma, haciendo poner en alerta, en vano, al ejército británico.