miércoles 05.03.1807 – instrucciones de guerra
“Procederá a ejecutar el servicio confiado a usted, consiguiendo que la provincia de Buenos Aires quede bajo la autoridad de Su Majestad”. Así dice en las instrucciones que el ministro de guerra británica, Windham diera al general Whitelocke.
“Considerará el objeto de su empresa, no el incomodar o destruir el enemigo, sino la ocupación de tales estaciones especiales o posiciones de territorio, que una vez sujetos a las armas de S.M. no le fueran fácilmente retomables, y que además no requiera para su seguridad un cuerpo de tropas mayor que lo que puede concebirse que este país estaría conforme destinar, y cuyo número ciertamente no debería exceder el que ha sido puesto a sus órdenes” prosigue.
Como el gobierno inglés no tenía noticias de la toma de Montevideo, la daba la libertad de, si tomaba la ciudad y no quería retenerla, embarcar los prisioneros españoles y destruir las fortificaciones. “queda a su juicio establecer una posición segura en Maldonado, en Montevideo, o en la vecindad de Buenos Aires, como le parezca más conveniente, y con autorización de destruir a Montevideo si lo juzgare oportuno”.
Entre otras recomendaciones, se le pedía liberar al ejército de Beresford, deportar a los cabecillas de la Reconquista y permitir que siguiera el gobierno local, cambiando los españoles por criollos si fuera necesario. Reconvenía sobre la necesidad de conciliar con los habitantes bajando derechos aduaneros y convencerlos de lo mejor que era el gobierno inglés al español.
Preveía dos cosas para el futuro. Una, si había paz entre Inglaterra y España y había que devolver la colonia, Whitelocke nada debía asegurar salvo que Gran Bretaña trataría de impedir la devolución y, en caso de hacerlo, garantizaría la seguridad de aquellos que hubieran adherido a la corona británica.
En segundo lugar, facultaba a Whitelocke para abandonar totalmente el Río de la Plata y evacuar las tropas, si lo juzgaba necesario.
“Considerará el objeto de su empresa, no el incomodar o destruir el enemigo, sino la ocupación de tales estaciones especiales o posiciones de territorio, que una vez sujetos a las armas de S.M. no le fueran fácilmente retomables, y que además no requiera para su seguridad un cuerpo de tropas mayor que lo que puede concebirse que este país estaría conforme destinar, y cuyo número ciertamente no debería exceder el que ha sido puesto a sus órdenes” prosigue.
Como el gobierno inglés no tenía noticias de la toma de Montevideo, la daba la libertad de, si tomaba la ciudad y no quería retenerla, embarcar los prisioneros españoles y destruir las fortificaciones. “queda a su juicio establecer una posición segura en Maldonado, en Montevideo, o en la vecindad de Buenos Aires, como le parezca más conveniente, y con autorización de destruir a Montevideo si lo juzgare oportuno”.
Entre otras recomendaciones, se le pedía liberar al ejército de Beresford, deportar a los cabecillas de la Reconquista y permitir que siguiera el gobierno local, cambiando los españoles por criollos si fuera necesario. Reconvenía sobre la necesidad de conciliar con los habitantes bajando derechos aduaneros y convencerlos de lo mejor que era el gobierno inglés al español.
Preveía dos cosas para el futuro. Una, si había paz entre Inglaterra y España y había que devolver la colonia, Whitelocke nada debía asegurar salvo que Gran Bretaña trataría de impedir la devolución y, en caso de hacerlo, garantizaría la seguridad de aquellos que hubieran adherido a la corona británica.
En segundo lugar, facultaba a Whitelocke para abandonar totalmente el Río de la Plata y evacuar las tropas, si lo juzgaba necesario.
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