sábado, 19.06.1806 – lugares de entretenimiento
Los cafés y fondas eran los centros principales de reunión de los hombres porteños en los tiempos coloniales. En la esquina de San Martín y Perón, estaba el de Catalanes; el de Mallcos, en Bolívar y Alsina; en la esquina de Alsina e Hipólito Yrigoyen, estaba la fonda de las Tres Naciones. Pero la mejor fonda de Buenos Aires, frecuentada por los ingleses durante la invasión, estaba cercana al Fuerte, la fonda de Los Tres Reyes, sobre la esquina de 25 de Mayo.
“Los cafés más lujosos y mejor atendidos, eran el Café de Marcos y el de la Victoria; seguía el de Catalanes, Martín, Santo Domingo y varios otros de segundo orden. El de Catalanes (…) llegó a ser uno de los más importantes por su proximidad al Teatro Argentino” recuerda José Wilde.
El Teatro Argentino, frente a la Iglesia de la Merced, en Reconquista y Perón, era el único teatro de la Buenos Aires colonial. Dos años antes de las invasiones, se había empezado la construcción del Nuevo Coliseo, en el Hueco de las Ánimas (lugar de fantasmas y aparecidos, desde que en 1536, Pedro de Mendoza ejecutó a un tal Osorio “hasta que el alma le salga de las carnes” donde hoy se encuentra la casa central del Banco Nación, frente a Plaza de Mayo. “Mientras se aprontaba aquel edificio, que debía ser construido a todo costo, se dispuso provisoriamente el Teatro Argentino en aquel mismo año 1804” continúa Wilde “La obra del Coliseo se interrumpió estando ya colocados los tirantes y demás maderas del techo. En este estado, se incendió el martes de Carnaval de 1832, habiéndose manifestado el fuego en el depósito de maderas de una carpintería inglesa que estaba allí establecida”.
José Wilde describe largamente el Argentino “... por muchos años nuestro único teatro, que no fue, por cierto, un modelo arquitectónico. El frente, completamente destituido de todo ornato, ostentaba por entrada un portón de pino, más aparente, sin duda, para una cochera, que para un teatro”
“Los cafés más lujosos y mejor atendidos, eran el Café de Marcos y el de la Victoria; seguía el de Catalanes, Martín, Santo Domingo y varios otros de segundo orden. El de Catalanes (…) llegó a ser uno de los más importantes por su proximidad al Teatro Argentino” recuerda José Wilde.
El Teatro Argentino, frente a la Iglesia de la Merced, en Reconquista y Perón, era el único teatro de la Buenos Aires colonial. Dos años antes de las invasiones, se había empezado la construcción del Nuevo Coliseo, en el Hueco de las Ánimas (lugar de fantasmas y aparecidos, desde que en 1536, Pedro de Mendoza ejecutó a un tal Osorio “hasta que el alma le salga de las carnes” donde hoy se encuentra la casa central del Banco Nación, frente a Plaza de Mayo. “Mientras se aprontaba aquel edificio, que debía ser construido a todo costo, se dispuso provisoriamente el Teatro Argentino en aquel mismo año 1804” continúa Wilde “La obra del Coliseo se interrumpió estando ya colocados los tirantes y demás maderas del techo. En este estado, se incendió el martes de Carnaval de 1832, habiéndose manifestado el fuego en el depósito de maderas de una carpintería inglesa que estaba allí establecida”.
José Wilde describe largamente el Argentino “... por muchos años nuestro único teatro, que no fue, por cierto, un modelo arquitectónico. El frente, completamente destituido de todo ornato, ostentaba por entrada un portón de pino, más aparente, sin duda, para una cochera, que para un teatro”
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