jueves, 22.04.1806 – el Ocean desaparece
“..el 22 el Ocean, que tenía a bordo al mayor Tolley con 200 hombres, desapareció durante una noche de fuerte borrasca” escribe el capitán Alexander Gillespie “Éste era un accidente serio, cuando reflexionábamos sobre nuestro número disminuido y la magnitud de la empresa que teníamos por delante”.
De la misma opinión parecía ser Beresford cuando informa a Baird “…lo que constituye una reducción tan considerable de nuestra pequeña fuerza, que juzgué oportuno hacer presente a Sir Home Popham que con el resto sería imprudente, aún después de nuestra llegada a destino, emprender operaciones contra Montevideo y Buenos Aires, y que entonces se presentaría la cuestión de saber si nuestras fuerzas serían inferiores a las dos plazas, si tuviéramos que atacar a ambas”.
Parece que la expedición fracasa antes de empezarla siquiera. “Exactamente de la misma opinión fue Sir Home Popham” atestigua Beresford. Por lo que no deciden alterar el rumbo y seguir hasta la isla de Santa de Elena, “donde tenemos alguna esperanza de que el gobernador nos dará algún refuerzo”.
“El infortunio nos indujo a modificar la ruta para Santa Elena, donde únicamente podía repararse” coincide Gillespie.
Pero antes de que echen de menos la suerte del Ocean y de sus doscientos hombres, hay que advertirles que éste es otro juego de manos del astuto Popham, en connivencia con Beresford. Buscando refuerzos a los mil hombres que habían zarpado de Ciudad del Cabo, arreglaron que el Ocean se separara de la expedición, para incentivar al gobernador de la isla de Santa Elena a darles algunos hombres de más. El teniente Samuel Walters (quien servía en el Raisonable) descubrió la estratagema en sus Memorias: “era cosa planeada que el Ocean se separaría de la flota para ser empleado como argumento”.
Así que no echen de menos al navío perdido ni a sus doscientos hombres, porque volveremos a encontrarlo, dentro de unas semanas, frente al Río de la Plata.
De la misma opinión parecía ser Beresford cuando informa a Baird “…lo que constituye una reducción tan considerable de nuestra pequeña fuerza, que juzgué oportuno hacer presente a Sir Home Popham que con el resto sería imprudente, aún después de nuestra llegada a destino, emprender operaciones contra Montevideo y Buenos Aires, y que entonces se presentaría la cuestión de saber si nuestras fuerzas serían inferiores a las dos plazas, si tuviéramos que atacar a ambas”.
Parece que la expedición fracasa antes de empezarla siquiera. “Exactamente de la misma opinión fue Sir Home Popham” atestigua Beresford. Por lo que no deciden alterar el rumbo y seguir hasta la isla de Santa de Elena, “donde tenemos alguna esperanza de que el gobernador nos dará algún refuerzo”.
“El infortunio nos indujo a modificar la ruta para Santa Elena, donde únicamente podía repararse” coincide Gillespie.
Pero antes de que echen de menos la suerte del Ocean y de sus doscientos hombres, hay que advertirles que éste es otro juego de manos del astuto Popham, en connivencia con Beresford. Buscando refuerzos a los mil hombres que habían zarpado de Ciudad del Cabo, arreglaron que el Ocean se separara de la expedición, para incentivar al gobernador de la isla de Santa Elena a darles algunos hombres de más. El teniente Samuel Walters (quien servía en el Raisonable) descubrió la estratagema en sus Memorias: “era cosa planeada que el Ocean se separaría de la flota para ser empleado como argumento”.
Así que no echen de menos al navío perdido ni a sus doscientos hombres, porque volveremos a encontrarlo, dentro de unas semanas, frente al Río de la Plata.
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